
En la Alcaldía Local de Puente Aranda, el 25 de noviembre se vivió con la fuerza de un territorio que no solo conmemora, sino que actúa. Desde temprano, funcionarios, contratistas, equipos territoriales y comunidad se encontraron en torno al color púrpura, símbolo mundial de la lucha por erradicar todas las formas de violencia contra las mujeres. No fue un gesto aislado; fue una declaración ética y emocional: en Puente Aranda rechazamos la violencia de raíz y acompañamos a quienes la han enfrentado con la convicción de que ninguna mujer debe vivir con miedo.

El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer —instaurado por la ONU en memoria de las hermanas Mirabal— nos recuerda cada año que esta lucha es global, urgente y profundamente humana. Y en nuestra localidad, ese sentimiento se transformó en una jornada que se sintió en la piel y en la voz colectiva. Acompañados por el alcalde local, Víctor Cruz, vivimos un encuentro en el que el arte se convirtió en conciencia. Las presentaciones de canto y danza no fueron simples actos culturales: cada gesto, cada nota y cada interpretación habló por las mujeres que no han podido hacerlo, por las que luchan, por las que buscan apoyo y por las que ya no están. Fue un momento cargado de sensibilidad, donde quedó claro que Puente Aranda sigue avanzando hacia entornos más seguros, respetuosos y libres de violencias.
Más tarde, la localidad se unió nuevamente en un espacio lleno de simbolismo y esperanza. Se realizaron muestras culturales, se sembraron plantas en llantas recuperadas para transformar y resignificar el espacio público, se pintó un mural comunitario y se vivió una presentación profundamente conmovedora del grupo de danza conformado por adultos ciegos. Su puesta en escena fue una demostración de fortaleza, sensibilidad y poder comunitario: bailaron desde el corazón, recordándonos que el arte también es una forma de resistencia y de luz.
Cada gesto del día —las manos que sembraron, los colores que quedaron en el mural, las voces que hablaron y los cuerpos que bailaron— construyó un mensaje único: en Puente Aranda sembramos vida donde antes hubo silencio, pintamos memoria donde otros dejaron heridas y seguimos trabajando para que ninguna mujer más sufra violencia en nuestro territorio.

El 25N no termina con la jornada. En la Alcaldía Local de Puente Aranda reafirmamos nuestro compromiso permanente con la prevención, la atención y la transformación cultural necesaria para que todas las mujeres vivan libres, seguras y acompañadas. Porque aquí, en este territorio que late con fuerza y comunidad, el púrpura no solo se lleva: se defiende, se siente y resuena.